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Todos recuerdan el primer beso.
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Primer beso, se recuerda más que el primer encuentro sexual

Está apoyado en un estudio de la Universidad de Texas en Estados Unidos.

Por Alfonso Ricaurte Miranda

“Pocas situaciones perturban, emocionan y alteran tanto las hormonas, como el momento del primer beso. Su recuerdo es tan intenso, emotivo o vergonzante, que se evoca más  que el primer encuentro sexual”.

Recordar el primer beso de amor es revivir ese momento tan especial que se posesiona indeleble en nuestra memoria con una carga emocional tan fuerte que, al recordarla aunque hayan pasado muchos años, nos produce una expresión de ilusión a quienes nos fue bien, o un sonrojo a quienes los nervios no los dejaron responder como esperaban y deseaban.

Lo digo con tanta seguridad porque además de ser un convencimiento personal, está apoyada en un estudio de la Universidad de Texas en Estados Unidos.

¿Un estudio? Sí leyó bien un estudio, y de una universidad. Y si se ha sorprendido de que haya estudios sobre el primer beso de amor y sus consecuencias, también se sorprenderá si le digo que besar es una ciencia con nombre y otras cosas, pero de eso le hablo más adelante.

En cuanto al primer beso el estudio fue elaborado por la investigadora estadounidense Sheril Kirshenbaum, quien concluyó que el momento del primer beso, se vive con más intensidad que el primer encuentro sexual, incluso precisó, que en aquel en el que perdimos la “virginidad”

En mi caso avalo en un cien por cien las conclusiones de la investigadora, porque recuerdo con toda su intensidad mi primer beso de amor y las circunstancias que lo rodearon, pero al intentar recordar ahora mi primer encuentro sexual o con quien perdí mi “virginidad”, no lo consigo y les aseguro que en mi adolescencia no tuve tantos encuentros sexuales, para justificar en la cantidad mi olvido.

El estudio no habla del porque el recuerdo del primer beso prima sobre el del primer acto sexual o la perdida de la “virginidad”, siendo también este un momento muy especial en nuestras vidas.

Para mí, sin ser un investigador ni un experto en el tema, la razón puede estar en que el primer beso se desea y se da en una etapa de nuestra vida en la que el amor o la atracción son quizás la única o la más fuerte carga sentimental que tenemos y eso lo convierte en el evento más importante de ella.

Fundamento esa apreciación en el hecho de que se ha consultado a muchísimas personas sobre este tema y coinciden en recordar que ocurrió en su etapa de escolares o principio de la secundaria y era un momento que todos esperamos  e incluso nos preparábamos para ello, pero no sabíamos con certeza cuando ocurriría.

En lo que no hay coincidencia es en la sensación que experimentamos, ya que muchos lo evocamos con una sonrisa y como un gran momento por lo delicioso que nos pareció, mientras que para otros tantos, aunque también lo recuerdan con intensidad, no fue ni bonito ni romántico, porque se paralizaron y respondieron fatal por lo nervioso que estaba.

Yo recuerdo tener conversaciones con amigos sobre el cómo se besaba y si era cierto o no que se tenía que meter la lengua, lo cual era otro problema porque no sabíamos que tanto se  tendría que abrir la boca, en qué  momento y hasta donde se tenía que meter la lengua.

Esa falta de información contrasta con los tiempos actuales, en lo que los jóvenes lo resuelven consultando en internet donde se encuentran tutoriales sobre el tema y además todo lo relacionado con el arte y ciencia de besar.

Porque el besar es una ciencia y se llama filematología, y sus últimas investigaciones revelan que “intercambiar saliva nos ayuda a escoger la pareja más adecuada”.

Es más según la neurocientífica Wendy Hill, las sustancias químicas que contiene la saliva nos ayudan a evaluar a una posible pareja para decidir si es la más idónea.

Bendita ignorancia la de nuestros tiempos porque si nos angustiábamos por no saber cómo y cuándo besar, ¿se imaginan si a esa angustia tuviésemos que agregar la responsabilidad de tener que identificar la saliva para escoger nuestra pareja ideal?

Por saber nos faltaba todo porque no sabíamos nada y no nos atrevíamos a preguntarlo para que no se enteraran que aún no habíamos besado a nadie y se burlaran de nosotros.

Recuerdo que a mí lo que más miedo me daba del primer beso, era no saber el momento en que debía hacerlo ni qué decir en ese momento o si tenía que pedirlo o robarlo.

 Quien sí lo tuvo claro fue el atrevido enamorado del audio poema que escucharan a continuación

Beso robado

Recuerdo con toda su intensidad la primera vez que te besé. Quedó grabada en la memoria emotiva de mí ser desde que mis labios se unieron con los tuyos y se recrearon excitados por una calidez y una pasión que desee repetir desde entonces, toda mi vida.

Te besé sin tu permiso, obedeciendo al impulso del deseo que por fin esa noche, superó la dignidad de las formas y con la osadía de un atrevido enamorado, te robé el primer beso.

Recorrí tus labios sin prisa para disfrutar el placer que muchas veces había imaginado. Y cuando abrí los ojos asistido por el temor que fuera otro de mis sueños, tu mirada sonría en un gesto de aprobación.

No recuerdo la fecha en que ocurrió ese momento memorable de mi vida, pero la verdad es que no me importa porque la sensación que experimenté la vivo cada vez que mis labios se juntan de nuevo con los tuyos, Graciela.

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